Para el llanero los elementos del paisaje vastos como son, ofrecen la posibilidad de la creación compositiva musical. Historias se han oído de personajes que galopando van ensayando canto, copla y melodía entre palma y morichal los oasis de la llanura. Normalmente coplas de la estructura binaria de la tradición española con los dejos habituales consecuencia del cansancio de la travesía que recuerdan melismas moriscos. Ese es pues, el aporte indoeuropeo, composiciones de cuatro versos octasílabos que se matizan con las características de la gente y el paisaje llanero, con palabras híbridas y a veces novedosas, propias de cada localidad como curiara que es canoa; topocho que es el mismo plátano; aguaite que significa mire, observe; y taparo que es un cántaro para el agua. Todo llanero lo porta después de aquel verso de Arvelo Torrealba que se le atribuye al diablo en su encuentro con el Quitapesares:
'tiene que beber arena el que no bebe agua nunca'
El llanero canta fuerte para enfrentar al trueno y al desafío pero también lo hace por lo bajito a su caballo y cuando va a enamorar. Canta en parrandos, en la faena y cabalgando por la sabana inmensa o recostado en un boquerón. Canta cuando le da la gana y a lo que se deje cantar.
Amigos, En esta cuarta entrega se escucharán ejemplos del conjunto típico de la música llanera con cuatro, maracas y arpa (o su variante la bandola); una muestra rara donde se escuchará al violín como instrumento melódico y un desafío que allá llaman contrapunteo, muestra de destreza, rapidez e improvisación.
Nuevamente advertimos sobre la calidad de las muestras de audio que no es la mejor pero el documento merece la pena conservarlo, compartirlo. Agradecemos su gusto por las músicas de Colombia y el interés por seguir esta publicación. Que la pasen bien.
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